La Soledad: Un camino hacia la sanidad mental
Es un estado mental doloroso, en el cual creemos que somos insignificantes para los demás; también sentimos vacío interior, tristeza y desaliento; y además tenemos la necesidad de sentirnos queridos o necesitados por alguien.
Estamos hablando de algo que nos sucede en algunos momentos de nuestra vida, pero el verdadero significado de la soledad se lo damos nosotros mismos, permitiendo que este tiempo se convierta en un puente quebradizo y doloroso de aislamiento físico y emocional, o por el contrario, transformándolo en una jornada de alegría y renovación de propósitos.
Este mes de noviembre el entorno cambia: nos vestimos diferente, el clima se refresca, empiezan los rumores de las fiestas de acción de gracias, los arbolitos llenos de regalos y el bullicio de las tiendas; por eso decidimos hablar de la soledad, porque en medio de la algarabía de los dos meses “más alegres y bulliciosos del año”, podemos sentirnos ¡terriblemente solos!
Ahora bien, el sentimiento de querer estar solos para disfrutar de hacer cosas por nosotros mismos, descansar, arreglar nuestras cosas, proyectarnos a algo nuevo o terminar alguna tarea o actividad que preferimos hacer en la soledad es un privilegio que nos merecemos dar de vez en cuando.
Pero cuando este tiempo deja de ser privilegio para convertirse en un sentimiento negativo de aislamiento físico o emocional, debemos estar alertas para tomar la decisión de convertirlo en el mejor momento de mirarnos hacia adentro y preguntarnos qué nos ha aislado a nosotros mismos de nuestro entorno: amigos, familia, proyectos y aún la propia vida.
Por lo tanto, más importante que cualquiera que sean las circunstancias o los motivos que te han llevado a este estado de tristeza y de vacío, es el hecho de construir puentes de paso para que esta soledad se convierta en el mejor vehículo para redescubrirte e incubar una nueva visión de ti mismo y de las cosas que quieres lograr, o reubicar, recomenzar y restaurar. Porque la soledad en lugar de ser un estado negativo, es más un estado de supervivencia, en el cual el sistema emocional te está exigiendo cambios y una nueva visión de tu vida y de tu entorno.
La soledad es un evento emotivo: sentirse incomprendido, inútil, depresivo, rechazado, no concretar una relación, muerte de un amigo o ser querido, lástima de si mismo, desesperación.
Que trae consecuencias físicas: dolores imaginarios o reales, debilidad en las piernas, caminar lento y penoso, palpitaciones y arritmias, ahogos respiratorios, y hasta el inicio de enfermedades serias y crónicas.
ENTONCES ¿QUÉ DEBO HACER CON MI SOLEDAD?
- Equilibra lo que deseas en la vida con lo que haces para conseguirlo: un poquito de tus sueños va edificando poco a poco la alegría de verlos convertidos en realidad en algún momento.
- El valor de ser importante o especial: recuerda que siempre eres importante para alguien y siempre significarás mucho para otros. Encuentra esa pequeña misión de servicio a otros que te hace sentir especial, porque ¡LO ERES!
- Elabora una lista cuando menos deseos tengas de hablar con otros: anota dos casillas, una para los aspectos positivos de cada persona en tu entorno, y otra para los negativos. Te sorprenderás cuando la balanza se incline hacia todo lo que te alimenta tener comunicación-relación con esa persona.
- Desocupa tu ropero y regala lo que no usas: te hará sentir liviano y renovado.
- Sal a caminar: sólo para mirar el ambiente, las plantas, las casas, las personas, sentir el aire. Respira profundo en tu observación. Al terminar tu caminata te sorprenderás del cambio de la percepción de tu soledad.
- Revisa tus propósitos de vida: recuerda que puedes tener más de uno y siempre puedes empezar desde cero. La soledad es uno de esos propósitos.